jueves, 24 de marzo de 2011

#100factsaboutme

Sí, ya se que esto es sumamente ególatra... y quieren saber la verdad, me vale... esto no lo haré en twitter porque se que más de la mitad de las personas que me siguen les vale un reverendo cacahuate al igual que ustedes, pero es mi blog y se aguantan, no es obligatorio lo lean, pero creo será una dinámica divertida.

1. Soy cabeza dura, de que se me mete algo a la cabeza, no hay nada que me haga cambiar de opinión.
2. Adicta a los números, tiendo a sumar placas de auto, sumar números telefónicos.
3. Me encanta cantar, aunque lo hago pésimo.
4. Las hamburguesas en mi opinión son grotescas, las como cuando no hay otra alternativa.
5. Amo comer tacos... menos de ojo, lengua y cosas que se le parezcan.
6. Mi película favortita es Kill Bill, ambos volúmenes.
7. Aborrezco doblar ropa.
8. Considero a Dolly parte de mi familia.
9. Algarabiadicta.
10. Es el número y característica en la que jugaba fútbol en mi infancia.
11. No soporto la hipocresía.
12. Aficionada al Real Madrid.
13. Adicta a la Coca-Cola, aunque sea asquerosa.
14. Escritora aficionada.
15. Dolly tiene ese nombre en honor a Dolores Haze.
16. Gusto de guardar recuerdos tanto materiales como "memoriales".
17. Viciosa del reloj, no puedo vivir sin él.
18. Me gusta gastar mi dinero en comida.
19. Odio al Barcelona más que a cualquier otro equipo en el mundo.
20. Mi liga favorita de fútbol es la Inglesa.
21. Soy mala conversadora.
22. Los únicos deportes para los cuales no sirvo: Béisbol y Volleiball.
23. Mi número favorito, tengo una obsesión con él.
24. Creo en la reencarnación.
25. No me gustan los problemas, tiendo a evitarlos.
26. Dormir en el transporte público es parte de mis horas de sueño.
27. Mi canción favorita es Feel, de Robbie Williams.
28. Espontánea.
29. Odio el flan.
30. No me gusta el pollo, hay que desmenuzarlo.
31. El 13 disfrazado.
32. El 23 invertido.
33. Nunca entendí el final de Mulholland Drive.
34. Tengo varias canciones favoritas de Alizée; A contre-courant, Toc de mac, Moi... Lolita por mencionar algunas.
35. Siempre tengo una canción ideal para cada situación.
36. Mi futbolista favorito en la historia: Alfredo Di Stefano.
37. Fan de ABBA.
38. No demuestro sentimientos, prefiero que las acciones denoten lo que siento.
39. Destructiva, mi mente es mi peor enemigo.
40. Le tengo terror a los zombies.
41. Desconfiada.
42. Siempre me llena de impotencia y sufrimiento la violencia intrafamiliar.
43. No me visualizo casada y menos con hijos.
44. No se perdonar.
45. Rencorosa.
46. Obsesiva.
47. Floja, siempre he sido de la idea de que todo puede ser más fácil.
48. Bohemia.
49. Educada a la 'antigua' me gusta creer que soy de mente abierta cuando la mayoría de veces eso es falso.
50. Me encanta conocer datos inútiles.
51. Los niños me aman.
52. Lloré cuando en Dr. House murió Amber (4° Temporada) Aún veo ese capítulo y no puedo superarlo.
53. Amo las novelas coreanas.
54. Me encanta ver Being Erica, siempre aprendo algo.
55. Volvería a cometer todas las locuras que hice mientras fui 'friki' respecto a Alizée.
56. Me encanta poner apodos.
57. Aborrezco que me etiqueten en Facebook en fotos que ni aparezco.
58. Me harta la voz de mi hermana Sharon.
59. Curiosa, no me gusta quedarme con la duda.
60. Odio ver películas los sábados/domingos/entre semana... únicamente las que ponen en el 7 o en el 5, verlas significa estar aburrido.
61. Me da risa la gente que se siente 'culta' sólo por ver documentales de animales.
62. Sarcástica.
63. Uno de mis discos favoritos es 111 de Tiziano Ferro.
64. Aún no he comprado Une Enfant Du Siècle.
65. Fan de la F1, esa no todos se la sabían.
66. Creo firmemente que NO estaríamos mejor con López Obrador.
67. Exagerada.
68. Gusto de usar lapices únicamente del 2 1/2.
69. Mi posición favorita del Kamasutra jajajajajajajaja! Broma.
70. Me encanto Black Swan, hace tiempo no me emocionaba tanto con una película.
71. Si no salgo durante el fin de semana, no me baño... =S
72. Amo el día de mi cumpleaños, me encanta cumplir años.
73. Fan de La Arrolladora Banda el Limón #gustoculpable
74. Melancólica por naturaleza.
75. Odio el calor, prefiero morir de frío.
76. Amo la carne de res... ♥
77. Soy más teórica que practica.
78. Mi lugar favorito siempre puede ser una biblioteca.
79. Amo jugar fútbol.
80. #yoconfieso que sólo me hacen enojar con sus burlas futboleras cuando molestan al Madrid... Hala! Madrid
81. Necia y aun sabiendo mi error sigo siendo terca.
82. Casi llore cuando termino Te Levanta, lo que actualmente esta al aire es una mala broma.
83. No me gusta U2.
84. Tampoco The Beatles.
85. En mi próximo cumpleaños espero un IPod nuevo, si no lo consigo me voy a deprimir.
86. Me gustan los retos, personas complicadas me parecen fascinantes, entrar o tratar de tener acceso a sus mentes es algo que me ha hecho sufrir pero que he disfrutado.
87. Últimamente se que esta de moda en la radio por los vídeos que ponen en el metrobus.
88. Tengo calcetas de la suerte.
89. Me empezó a gustar la prepa cuando termino.
90. El mejor periodo de mi vida mediados de 2004 hasta mediados de 2007.
91. Aprendí a jugar King of Fighters a los 17 años.
92. No me gusta criticar a las personas.
93. Aborrezco las sagas.
94. Sin embargo amo las películas de James Bond.
95. Cuando me enojo el 99% de las personas son incapaces de darse cuenta.
96. Amaba viajar en metro, hasta que subió el boleto a $3.
97. Colecciono los videojuegos de FIFA, tengo la colección desde el FIFA 98'.
98. 5 de octubre, un día de malos recuerdos en mi vida.
99. Planeo escribir una novela que se publicara después de mi muerte.
100. Trato de ser diferente cada día, renovarme interiormente y crecer como persona.

Pfff! Acabe... Y creo no fue nada divertido... que opinan xD

domingo, 20 de marzo de 2011

#matameesta VOTACIÓN [Mucho corazón vs Vive]


Opción 1 Mucho corazón



Opción 2 Vive

Voten y decidan quien gano el #matameesta
Esta es una batalla entre @Karewi_92 y @brizz2310

Podrán votar del lado derecho del blog →

lunes, 14 de marzo de 2011

La gallina degollada [Horacio Quiroga]

Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.

El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.

Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.

—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.

El padre, desolado, acompañó al médico afuera.

—A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.

—¡Sí!... ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que...?

—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar detenidamente.

Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.

Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota.

Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos!

Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores.

Mas por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo, abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más.

Con los mellizos pareció haber concluido la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad.

No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.

Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.

—Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.

Berta continuó leyendo como si no hubiera oído.

—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.

Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:

—De nuestros hijos, ¿me parece?

—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos.

Esta vez Mazzini se expresó claramente:

—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?

—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!... ¡No faltaba más!... —murmuró.

—¿Qué no faltaba más?

—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.

Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.

—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos.

—Como quieras; pero si quieres decir...

—¡Berta!

—¡Como quieras!

Éste fue el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo.

Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.

Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.

Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.

Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.

—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces...?

—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito.

Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo tanto!

—Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti... ¡tisiquilla!

—¡Qué! ¿Qué dijiste?...

—¡Nada!

—¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!

Mazzini se puso pálido.

—¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!

—¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!

Mazzini explotó a su vez.

—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!

Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios.

Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.

A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina.

El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación... Rojo... rojo...

—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.

Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos.

—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!

Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.

Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa.

Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.

De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.

Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más.

Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo.

—¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída.

—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó.

—Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.

Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija.

—Me parece que te llama—le dijo a Berta.

Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio.

—¡Bertita!

Nadie respondió.

—¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada.

Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.

—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.

Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:

—¡No entres! ¡No entres!

Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.

sábado, 5 de marzo de 2011

Crónica directa. Sede Feria Internacional del Libro.


Me encuentro esperando la Presentación del libro titulado Sexo de Bolsillo, sinceramente no podría platicarías alguna experiencia sexual... Una por pudor y otra porque yo soy muy teórica, tendré tiempo de ser practica en un futuro xD
¿Que pasa ahora? No mucho la verdad, hay una aglomeración a un lado mío, ya que Marcela Turtti autora del libro Fuego Cruzado esta aquí firmando su libro y fotografiandose con todo mundo. La fila aun es corta, pero en unos minutos ya no será así. Vengo solita y bueno estoy contenta por contar con la RIU a mi disposición... Todos en la fila leen las algarabías que acaban de adquirir, varias de ellas he tenido el placer de leerlas.

Ya se ha ido Marcela Turtti... En otra ocasión me tomare alguna foto con ella xD
Música clásica de fondo... Hace que el tiempo pase rápido y a las vez envuelve este lugar en una atmósfera de comodidad. Faltan 28 minutos y espero poder compartirles con mis dedos lo que aquí se va desarrollando.
Del sexo podría decir que es una industria millonaria, pero como le haces para vender sexo sin caer en lo vulgar o bien sin caer en lo teórico y que a su vez este se haga aburrido. Ya lo veré...acaban de preguntar a los que estamos formados: ¿Es para "aljuagaria"? Jajaja!
Acaba de llegar María del Pilar Montes de Oca... Y bueno también gran parte del equipo que conforma Algarabía, no conozco sus nombres del todo como la chica de atrás que se ha encargado de decirnos a todos quienes son... Ahora estoy entrando, no se donde sentarme... Ahora ya se, segunda fila del lado de la ventana... Espero Querétaro escribiendo mientras se desarrolla la conferencia no parezca una falta de respeto.

La sala llena... Y yo creo aun llegaran mas.
"¿Sabes cual es el 71? El 69 mas dos dedos."
Ya esta todo listo...
En la mesa se encuentran: Victoria Jolly, María del Pilar y Josué Vega. Este libro pertenece a la colección vicios que contiene los libros de café cargado y el placer de fumar...para algunos no para todos, me disculpo por no recordar los títulos. Esta colección aborda los vicios desde una perspectiva hedonista, los vicios como obtención de placer.
El libro no es un manual, tampoco es pornográfico, es una recopilación textual que se agradable a la lectura, al estilo algarabía. El libro incluye un manual para escribir una novela pornográfica. Lo que le falta a mi blog, este libro puede ser un manual de conversación.
Por cierto les recomiendo la canción ♫mi amigo en el baño♪
"La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos" Woody Allen.
"Antes me vengaba de todo ahora no me vengo con nadie"
"Las mujeres perdidas son las mas buscadas"
"Perdi muy joven mi reputación, pero nunca la eché de menos"
Mae West
Muchas frases, así esta terminando esta conferencia, divertida sin duda... Queda la invitación a leerlo. Próximamente en la colección vicios, el vicio de la cerveza.


Hasta otra =D

jueves, 3 de marzo de 2011

Mi TL a estas horas...

Bueno, voy a citales varios tweets que el día de hoy me parecieron geniales...

@palabrafilica Leve que la vida es breve

@palabrafilica Sereno moreno

@calavero_ Calmation clavel

@Andres_Montoya_ No te calientes granizo

@palabrafilica Saca zacatito pa'l conejito

@palabrafilica Son mis cuadernos de cuadrícula grande

"@Andres_Montoya_ @palabrafilica clarin corneta" / clarines y cornetas

@calavero_ TÚTsi te la sabes

@ReginaBlandon @palabrafilica "Calmado malvado. Tranquila anguila"

@palabrafilica Ya vas Barrabás

"@Brizz2310: @palabrafilica Me acorde del típico Calmantes montes / alicantes pintos pájaros cantantes

"@Andres_Montoya_ @palabrafilica Bueno este muñequito se les cambia de aparador..."/Sí tienes tele ahí la ves

@The_Forth iguanas ranas

@BurnyKun No te calientes plancha, que se te quema el mango

"@calavero_: @palabrafilica Camarón, ceviche y abulón" / Bambi es un venado y tambor su valedor

@RousGelen no te arruges cuero viejo que te quiero pa'tambor

@palabrafilica ahue lita de Batman

@palabrafilica diarina y huevo

@Brizz2310 Ya estufas

@calavero_ Y Barney un dinosaurio

@claudiatostado ya te las sábanas, pa que te cobijas

@Brizz2310 Listo calisto

@02us Ya vas Barrabás con una chancla nomás

@BurnyKun "Andando y miando para no hacer hoyo" Decir de mi padre cuando andaba lento.

"@02us: @palabrafilica"Ya tambor" dijo el del piano"

@palabrafilica güerita color de llanta aquí esta tu rin cromado

@Andres_Montoya_: @palabrafilica vamos a Acambaro o vas a Queretaro?"/ a ¿Sacapulco o Cuernabacha?

@iFanny Ya te la sabritas, pa'que Barcel

@iFanny estas viendo y no ves

@SamariaOsorio Ya estás peinado pa'trás

@RousGelen quítense piojos que ahí les va el peine

@ViViS86 Ecole cua!!!

@ma8a Puro cuaderno, nada de hojas sueltas

@domix Caminando y miando para no hacer charco

@ViViS86 "Que Pachuca por Toluca"

@rptm27 Obvio microbvio

@rptm27 ya te la sandwich

@rptm27 jazz tas

@rptm27 que pez mi Acuaman?

@jebuuzz que pasotes con esos zapatotes?

@martineedivresse ¡Que 'milanesas'! No te había 'bistecs'. Yo pense ya te habías 'moronga'.

@jebuuzz que pescados, como estanques?

@Missfr3y A Willson

@palabrafilica Que te importa come torta con tu hermana la gordota si se empacha no me importa.

@rptm27 felipes y con tennis

@02us: @palabrafilica Que pasotes con los elotes? / ¿Qué te pasa calabaza?

@02us Abranla que lleva bala y en la punta munición

@jpbojeda Que tranza Carranza

@Mayis_Viar Si ya sabánas paquetes d'hilo

@ClauverS Soy espejo, me reflejo

@martineedivresse ¡No te azotes, que hay chayotes!

@quique_nava Pozole andabas? Pos aquí pambazeandola

@jebuuzz que Pedro Pablo?

@arithso Ps Cámara, llanta y rin... Bambi, Dumbo y Tribilín... ya me voy al costal que ando zombie..."/o iguanas ranas TwittOFF/