Hace mucho tiempo que no escribía en este blog, pero esté es un buen pretexto para rendir homenaje a mi perro, muchos de los que me conocen tuvieron la suerte de escucharme hablar sobre Dolly, otros tanto más afortunados aún, conocerla.
Llegó un día de diciembre del año 2008 cuando mi hermana venía de hacer una tarea, dijo que había comprado un perro en $5, todos enloquecimos, en especial mi mamá que siempre nos había prohibido tener perros, yo pensaba que no duraría, seguro mis padres buscarían un dueño, así que me rehusé a encariñarme.
Dolly venía llena de lombrices como todo buen perro callejero, de apenas 1 mes quizá de nacida, jamás pudimos constatar su fecha de nacimiento ni sus orígenes, lo cuál nos hacía quizá tener la ilusión de que sería un hermoso Golden Retriever que en cuánto ganará peso se vería como uno, spoiler altert, nunca lo fue, pero en nuestros corazones era el perro más bonito del mundo.
Conforme pasaron los meses mis papás intentaron de todo para regalarla a alguien más, incluso visitaron una granja de esas donde cuidan perros, recuerdo en particular ese día porque le llamé a Carmen, una de mis mejores amigas para que por favor la cuidará, que se la quedará en lo que me independizaba, fue la primera vez que ella me escucho llorar, y sé que a pesar de que no es fan de los perros intentó ayudarme. Por fortuna mis padres decidieron que nos la podíamos quedar.
No fue nada fácil la verdad, les mentiría si les digo que tener un perro en un departamento es fácil, pero entre mis hermanas y yo ideamos formas de salvarla de sus travesuras, una vez se comió una consola portátil de videojuegos de mi hermana, mi hermana tuvo que fingir que ya no le divertía jugar con su consola o a veces fingir que jugaba cuando mis padres observaban. Otro día se comió mi tratamiento dental, así que tuve que fingir que me lo ponía, pero en realidad sólo me ponía los retenedores de arriba, es la razón de que mis dientes de abajo no estén derechos. Una de sus travesuras favoritas era comerse todo lo que tenía a la mano, muchas veces mis hermanas o yo mentíamos al respecto de haber comido porque ya Dolly nos había ganado. De alguna forma encubrir sus crímenes nos unió.
Lamentó mucho no haber estado ahí para ella estos últimos meses, mi hermana decidió que era buena idea llevarla a vivir con ella en Aguascalientes, supongo es un mejor lugar para retirarse que la CDMX. Sólo es frustrante no poder hacer más por alguien que te cambió la vida.
Recuerdo que cuando la conocía le tenía miedo a la oscuridad o a estar sola por los fantasmas, pero todo mundo decía que los perros ven esas cosas, entonces cada vez que la veía dormir o estar tranquila por las noches, sabía que estábamos bien. Así que gracias por enseñarme a ser valiente.
Coliflor, como me gustaba decirle de cariño, fue quizá la única que me escuchó cantar realmente, ella y yo no teníamos secretos, yo le contaba todo y siempre que veía triste a alguien en la casa, se acercaba a ti para consolarte, no necesitaba decir nada, su simple compañía era suficiente para levantar el ánimo, vivimos épocas complicadas y estoy segura que cada persona de mi familia tiene alguna anécdota similar.
Y sí, sé que Dolly no leerá esto, pero de verdad espero que en su vida haya sabido lo mucho que la amaba y que su legado permanecerá por siempre, por ejemplo, una vez se la encargué a mi amiga Blanca cuando salí de vacaciones una semana, su familia ni ella eran de tener perros, pero después de eso, voilà, decidieron adoptar un perro, así que sí Dolly, espero que quién tenga la posibilidad de darle una vida feliz a un perro, lo haga, es algo que termina generando grandes ganancias, porque no habría importado nada que le hubiera dado o hecho, jamás habría quedado a mano con ella. Dolly era una total diva, nació para ser una estrella y lo fue, así que gracias por todo Dolly. Honestamente siempre me imaginé envejeciendo contigo, pero no pudo ser y sé que no te habría gustado verme triste, así que trataré de sonreír cada vez que te recuerde.